El Tratado de Paz y Amistad que puso fin a una disputa entre Argentina y Chile se celebró el 25 de noviembre de 2024 en Roma, con motivo del cuadragésimo aniversario de su firma. La sombra de un conflicto fratricida en acecho, fue superada con el Tratado firmado en 1984, reconciliando a dos naciones hermanas y marcando además el triunfo de la diplomacia y la esperanza sobre la prepotencia de la guerra inminente.
Fue decisiva en este evento, la mediación papal de Juan Pablo II, que puso punto final al conflicto del Beagle, si bien para ello fueron necesarios 20 meses de negociaciones, con tira y afloja, pero al final de los cuales se firmó el acuerdo que después fue ratificado con un referéndum.
La situación entre los dos países fue tensa. El diario chileno El Mercurio escribía: ‘A diferencia de Chile, donde los preparativos de guerra se hicieron en medio de gran reserva para no alarmar a la población, los argentinos se movilizaron en medio de sonoras concentraciones al grito de “el que no salta es un chileno”, con oscurecimientos en sus principales ciudades’.
El canal de Beagle. Foto de Liam Quinn
Cuatro décadas más tarde, se celebró el tratado en el Vaticano y en la Universidad Gregoriana. Estuvieron presentes diplomáticos chilenos y argentinos. En el Vaticano el papa Francisco presidió una audiencia.
El papa Francisco
“Hoy, a distancia de cuarenta años, renovamos nuestra gratitud por los esfuerzos de todas las personas que, en los gobiernos y delegaciones diplomáticas de ambos países, dieron su positiva contribución para llevar adelante ese camino de resolución pacífica, cumpliendo así los anhelos de paz de la población argentina y chilena”.
En este contexto, el papa hizo referencia a los conflictos actuales, criticando la hipocresía de los países que hablan de paz, pero se dedican a vender armas. Mencionó dos fracasos de la humanidad los días de hoy: Ucrania y Palestina, donde se sufre, donde la prepotencia del invasor evita cualquier acuerdo.
El cardenal Parolín en la Universidad Gregoriana
En la Universidad Gregoriana, entre los presentes el cardenal Pietro Parolín declaró que “es un momento para celebrar pero sobre todo un ejemplo a seguir y a proponer nuevamente ante los numerosos conflictos y guerras que lamentablemente hoy destrozan el mundo”.
El cardenal Pietro Parolín
Añadió refiriéndose a los dos principales conflictos en curso: “Lamentablemente hasta ahora no hemos podido encontrar caminos hacia la paz, con una gran tragedia humanitaria, en ambos lados.
En el sentido de vidas humanas, de destrucción y, sobre todo, de destrucción de la confianza entre las partes. Ésta es la condición necesaria para que se inicien negociaciones que puedan conducir al fin de la guerra y a una paz justa y duradera”.
Precisó que el tratado que contó con la mediación de la diplomacia del Vaticano, pero también con la participación activa de los episcopados locales y de la Iglesia en ambos países “ha dado un ejemplo”.
Bombas sobre la población civil en Gaza
Porque “cuando se lleva a cabo una negociación, ambas partes deben actuar con buena voluntad y buena fe, y estar disponibles para encontrar un punto de encuentro que signifique también renunciar a sus propias necesidades, para encontrar precisamente esta solución de mediación”.
En el mismo encuentro en la Gregoriana, los diplomáticos relatores de ambos países subrayaron que “es necesario resolver las controversias lo antes posible” y que lo importante “no es obtener lo que se quiere sino lo que se necesita”, o sea la paz.
H. Sergio Mora